Estoy a punto de terminar la semana laboral, el cansancio acumulado me hace disminuir el ritmo usual de la rutina. Es sábado y no quiero pensar en trabajo.Sin embargo, esa fuerza interna que puede venir solamente de lo alto, me anima a seguir enmedio de este mundo que a veces se torna demasiado pesado.
Hago silencio y escucho: Ánimos! Adelante! Yo estoy con vos hasta el fin del mundo! Hay trabajo por hacer, en la empresa, en el hogar, en las comunidades, en mi Iglesia! Cuento contigo para realizar mi misión! Te he dado lo mejor para que la realices: los medios, la gracia, las virtudes y mi presencia por siempre!
Viacrucis, 25 de Abril del 2010