martes, 31 de diciembre de 2013

¡Despidiendo el 2013!




Deseo terminar este año con una pequeña entrada, ya que es obvio que no hay espacio ni palabras para agradecer todas las bendiciones recibidas a lo largo de este 2013 que se nos muere. Estuve pensando sobre la imagen que acompañaría estas líneas, ya que son tantas fotos las que he tomado, que resulta difícil la elección.

He optado por la mejor, por la que encierra el más grande amor, la mayor expresión de misericordia, y la vida misma, pues sin El, nada podemos hacer. ¡Jesucristo Eucaristía alabado y adorado sea por siempre! ¡A tí el honor y la gloria por los siglos! Esta tarde pudimos participar en la hora santa realizada en nuestra Catedral Metropolitana en Tegucigalpa, y de esta forma cerrar bien el año, y dar paso al nuevo que está por empezar.

Te doy gracias Señor por todo lo bueno y lo no tan bueno, pues confiada en tu perfecta providencia, no dudo en que las pérdidas, fracasos, tristezas, llantos, crisis y sequedades, las has permitido para mi propia salvación y beneficio, para crecer mucho más en la fe y en el amor hacia tí. ¡Por todo te doy gracias Señor!

En tus manos entrego este año que pronto iniciaremos. Mis proyectos, tómalos y hazlos tuyos. ¡Que mi mayor y mejor propósito sea conocerte, amarte y seguirte! Permíteme despojarme de mis vicios y miserias, y con tu gracia Señor, servir a mis hermanos y tu Iglesia. Y si es tu decisión llamarme a tu presencia en cualquier momento, que pueda presentarme como una servidora fiel.

¡Bendito y alabado seas por siempre Señor! ¡Amén!


Fotografía de Irina Orellana, Catedral Metropolitana, 31 de Diciembre de 2013.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

¡Digno de Imitar!




¡No puedo dejar de escribir sobre la portada que la revista Time ha dedicado al Papa Francisco al elegirlo personaje del año! ¡Los católicos estamos alegres por ello! Quienes escuchamos sus palabras y homilías, quienes le leemos y le seguimos vía twitter o a través de otros medios de comunicación, no debemos estar tan sorprendidos por ese nombramiento. Sin embargo, como católica lo que más me sorprende, anima y contagia de este Papa, son sus acciones.


Dios me ha dado la bendición de haber visto personalmente a dos Papas: nuestro Papa emérito Benedicto XVI, y al Papa Francisco. En ambas ocasiones mi experiencia fue hermosa. Escuchar sus homilías me invitó a realizar un profundo examen de conciencia sobre mi amor y servicio en la Iglesia, sobre mi calidad como ciudadana y mi caridad hacia el prójimo, pero sobre todo, ambos me interpelaron con respecto a mi tibia actitud hacia los más pobres y desfavorecidos. Vivir en América Latina, especialmente en Honduras, y hacerse de la vista gorda ante tanta pobreza y necesidad ajena, es un pecado mortal. Por otro lado están los que también necesitan una mano amiga que les sea extendida, en momentos de dificultad, de aridez espiritual, de crisis emocionales, etc., por los cuales yo tampoco demostraba interés alguno. En otras palabras vivía en una perfecta burbuja de "felicidad y éxito", sin testimonio alguno que pudiera traducirse en acciones concretas, y aún así tenía el valor de llamarme católica.


¿Qué tiene que ver todo esto con el Papa Francisco? Pues es muy sencillo: se ha convertido en la "nueva voz de la conciencia" como muchos lo han afirmado, interpelando tanto a los tibios católicos, e incluso a los hipócritas católicos, como a los que están alejados de la Iglesia, o a los que no profesan nuestra misma religión. Este Papa nos ha venido a sacar las crudas verdades a muchos, pero con un carisma, humildad y amor que pocos tienen, con la esperanza de un mundo mejor para todos. En el fondo, eso es lo que la mayoría necesitamos en este mundo caótico: amor, perdón, solidaridad, hermandad, encuentro! No por casualidad, el Papa es el más mencionado en este 2013 en las redes sociales como Facebook, y el más seguido en twitter, con casi 10 millones de seguidores en todas sus cuentas al momento en que escribo este "post".


Hoy más que nunca, el mundo urge de líderes con calidad moral, que hablen y que actúen en coherencia con lo que predican, que den el ejemplo, y que lo hagan con sinceridad. Hoy más que nunca, el amor es la única fórmula que nos ayudará a crear mejores sociedades, mejores personas, mejores países, y después del amor todo vendrá por añadidura.

Hace dos meses compartí en Roma una hermosa misa con un hermano no católico. Ambos madrugamos para ver al Papa Francisco y después de dos horas de espera, nos abrimos paso entre la multitud para entrar a la Plaza de San Pedro. En aquel momento no tenía muy claro su interés en ver y escuchar a este Papa, y tuve que preguntarle; su respuesta fue sencilla: con el ejemplo de humildad que nos ha dado Francisco, y su cercanía tan humana y llena de amor para todos, creo que Dios se hace presente. ¡Estamos llamados a imitarlo!, agregó.

Portada de Time Magazine
Fotografías tomadas de la Internet




sábado, 7 de diciembre de 2013

Oración en medio de la adversidad



Tenía pendiente esta entrada desde el mes pasado, cuando el 12 de Noviembre mis ojos vieron las primeras imágenes del desastre causado por el Tifón Haiyan en Filipinas, especialmente en la ciudad de Tacloban. Como siempre, las imágenes que más roban atención en los medios, son las que muestran destrucción y muerte. Sin embargo, en medio de tanto dolor, también recibimos imágenes que en lo personal las considero toda una catequesis.



De inmediato saltó la pregunta en mi interior: ¿qué hago yo cuando las cosas no salen bien en mi vida?, o mejor dicho cuando todo me sale mal, a tal punto que lo único que veo es desesperanza, miedo, fracaso, confusión, enojo. Trabajamos tanto para definir planes "perfectos" con mecanismos de contingencia debidamente calculados, y de acuerdo a nuestro buen juicio, perfectos. Pero olvidamos algo importante: no controlamos nada, somos frágiles criaturas.



Últimamente me ha pasado mucho de esto, pienso que si hago mi mejor esfuerzo, que si busco agradar a Dios, que si he decidido seguirle y servirle en su Iglesia, todo saldrá de mil maravillas, pero la realidad es que muchas cosas se tornan más difíciles, vienen problemas y la vida parece volverse "cuesta arriba". Buscar explicaciones es inútil. Con lo que Dios permite, solo nos queda aceptar con fe lo sucedido; confiar en su divina y perfecta providencia, la cual siempre procura lo que mejor conviene a nuestras vidas.

Las tres imágenes que hoy les comparto, son ejemplo de la importancia que la oración tiene para estas personas. ¡Rezar es todavía una opción para muchos! Nos recuerdan que en tiempos de crisis, de desastres, de miedo, de impotencia, de dolor y de enojo, la oración aliviará nuestras penas y sanará muchas heridas. Necesitamos paz interior, discernimiento y sabiduría para tomar las mejores decisiones, y mucha fe para sabernos confiados y seguros en Dios, quien no deja de amarnos nunca. Si el nos permite sufrir, también nos dará los medios para cargar con nuestras cruces. ¡Recordemos que como cristianos, no podemos pretender vivir sin cruz! Con ella somos partícipes de su pasión, y lo seremos también de su gloria.


Fotografías tomadas de medios informativos



miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿Cuántos panes tienen?



He titulado este "post" con la frase del Evangelio de hoy que más ha llamado mi atención, especialmente en este tiempo de Adviento. Inmediatamente he empezado a colocar la pregunta de nuestro Señor Jesús, en nuestro contexto actual, pero sobre todo en mi vida personal:

¿Cuántos dones tienes?
¿Cuánto tiempo tienes?
¿Cuántos bienes tienes?
¿Cuánto alimento tienes?
¿Cuánto dinero tienes?

Con solamente cinco preguntas que perfectamente pueden ser muchas más, mi conciencia reclama mi falta de compromiso, mi falta de servicio, mi falta de entrega y solidaridad con los hermanos que tengo al lado. Si bien es cierto, estoy sirviendo a la Iglesia y a mi comunidad de alguna manera, también es cierto que me he quedado corta en muchos aspectos.

Pido en este día, la gracia necesaria para ser más desprendida, y que me pueda identificar a manera de Jesús con las necesidades del prójimo.

Imagen de Fano