domingo, 14 de junio de 2020

Jesucristo, pan de vida entre nosotros!



En la celebración del Corpus Christi, demos gracias al Señor por hacernos partícipes de su gracia a través del sacramento de la Eucaristía, muestra verdadera de su presencia entre nosotros! Creamos en sus promesas! El estará con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28,20)!

Estemos alegres al sabernos amados por un Dios tan bueno, que siempre nos acompaña en los desiertos de nuestra vida, se interesa en nuestras necesidades, tristezas y alegrías. Siempre nos provee lo que más conviene (Deuteronomio 8,2-3), puesto que su plan para nosotros es perfecto. 

Seguimos viviendo tiempos difíciles, inciertos, llenos de carencias materiales y afectivas. A pesar de la pandemia, nuestro corazón sigue siendo duro, y nos cuesta ser solidarios con quienes tienen mayores necesidades que nosotros. En estos momentos de hambre y muerte, vemos como nuestros Gobiernos roban y derrochan lo que no es suyo, para favorecer sus mezquinos intereses. Y entonces qué hacemos? Hoy Jesucristo nos invita a formar un solo cuerpo, a alimentarnos de Él, a nutrirnos de su gracia y poder dar testimonio a través de nuestras vidas. Consecuentemente como buenos cristianos podremos ser para otros esa mano solidaria. El mundo nos necesita!

Nosotros somos partes valiosas de la Iglesia, donde Cristo es cabeza, y nos conduce aún en los momentos más duros. Busquemos alimentarnos de su cuerpo y sangre, comida verdadera que nos transforma! Es así como llenos de Cristo, podemos cambiar el mundo!


Fotografía, tomada de Zenit.


domingo, 31 de mayo de 2020

Transformados por el Espíritu Santo!

Tenemos miedo! Necesitamos sentirnos seguros! En un mundo cada vez más hostil, lleno de riesgos, peligros, enfermedades y tragedias, en quién confiaremos? Cómo esperar que las cosas mejoren cuando vemos que todo va de mal en peor, cuando nuestras fuerzas se agotan y la paciencia es casi inexistente? Cómo conservar el optimismo, la alegría, y la esperanza, cuando nuestros líderes y políticos, e incluso hasta nuestros hermanos de comunidad y familia, pueden apartar la mirada ante nuestras necesidades y darnos la espalda? Sin duda alguna vivimos tiempos difíciles, propios de un mundo caótico, donde muchos buscan descanso, paz y felicidad, pero en el lugar equivocado.

En este día en que celebramos la solemnidad de Pentecostés, es preciso sabernos instrumentos del Espíritu Santo que Jesucristo derrama, y que sigue donando a todo el que lo pide. A través de la fuerza transformadora del Espíritu Santo podemos tener vida nueva! Nuestra realidad, nuestros proyectos, problemas y tristezas, podrán ser vistas con otros ojos, al sabernos acompañados por quien nos consuela y nos protege, el Espíritu Santo.

Al igual que los apóstoles, muchas veces subestimamos nuestra categoría de elegidos, de hijos de Dios, y decidimos encerrarnos; el miedo nos paraliza (Juan 20:19-23)! Optamos por creer que no podemos nada porque el Señor, según nuestra limitada forma de pensar y sentir, esconde su mano providencial. Seguimos olvidando que Jesucristo ha resucitado para quedarse, para caminar con nosotros y salvarnos. Nuestra corta memoria nos impide tener presente que hemos recibido su Espíritu Santo para transformarnos, para dar vida a todo lo que otros ven muerto o sin sentido. 

Mediante esta vida nueva, también estamos llamados  a participar en la obra que Jesucristo ha iniciado, a formar parte de la Iglesia, y a poner al servicio de nuestro prójimo, los dones que el Espíritu Santo derrama. Cómo pensar nuestras vidas sin la sabiduría, fortaleza, consejo, ciencia, temor de Dios, piedad y entendimiento? Hemos vivido una semana llena de muerte, racismo, odio, marginación y corrupción. Basta ver los noticieros! Para muchos al parecer, no podemos caer más bajo, todo está perdido. Después de casi tres meses en cuarentena, en la mayoría de países Latinoamericanos, la pandemia del Covid19 es sólo una más de muchas enfermedades y problemas. Los gobernantes y políticos siguen sin atender responsablemente las necesidades de las mayorías, y en contraste, trabajan por sus propios intereses. El sinsentido se apodera de nuestros corazones! Sin embargo, Jesucristo mismo nos recuerda que ha resucitado y que es fuente de paz! La paz tan necesaria para todos no será posible mientras exista la injusticia y la mentira. 

El mundo necesita nuestras manos, nuestra participación y acciones! Pidamos los dones del Espíritu Santo! Dejemos que sea su gracia la que nos anime, guie e inspire! Procuremos los sacramentos que la Iglesia nos ofrece, para que la gracia del Espíritu siga llenando nuestras vidas, nuestros ambientes, y nuestra sociedad! Si nosotros estamos dispuestos, el Espíritu Santo renovará nuestros corazones!

Fotografía de Irina Orellana

miércoles, 20 de mayo de 2020

Estrategia y Fe!



El contraste que sugiere el encabezado de este post, es causa de risa para muchos, especialmente para los no creyentes, o para los que dicen llamarse creyentes pero que con sus acciones nos dejan ver claramente que no esperan nada de Dios.

Después de más de dos meses en cuarentena, y enmedio de webinars, conversatorios, diplomados, y varios documentos relacionados con planificación, estrategia, mercadeo, alianzas estratégicas y otros temas de interés empresarial, en el vasto mundo digital, me pregunto si todo esto es suficiente. Creemos tenerlo todo bien calculado, con "Plan B" y hasta "Plan C" previamente definidos, con todas las medidas de bioseguridad requeridas. Pero, nos hemos acordado de rezar? Hemos buscado la voz y la gracia del Espíritu Santo a través de nuestras oraciones? Nos hemos dado el permiso de pedir y recibir la gracia de María Santísima como la mediadora por excelencia, y el mejor ejemplo de abandono y disposición con su "fiat" en el momento de la encarnación (Lucas 1:26-38)?

Las preguntas anteriormente expuestas me las he hecho especialmente hoy, después de haber visto tanta muerte, muchos planes frustrados, amigos enfermos, y otros que ya han partido como víctimas del coronavirus u otras enfermedades. Por si eso no fuera poco, para quienes vivimos en América Latina, la crisis apenas empieza! Nuestros gobernantes han demostrado no estar a la altura para el manejo de la emergencia, no porque carezcan de talento, de recursos o ayudas internacionales, sino porque simplemente no les interesa el bien público sino sus proyectos mezquinos y el enriquecimiento personal. Vemos como la corrupción, la indiferencia, la impunidad, y las divisiones políticas, económicas y sociales son cada vez más grandes. Es lógico sentirnos agobiados cuando nuestra fe se encuentra en el último lugar de nuestras prioridades! 





La buena noticia es que no todo está perdido! Dios en las tres divinas personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, cuenta con nosotros, renueva nuestros corazones y fuerzas si se lo pedimos (Juan 14: 1-14)! Desde la intimidad familiar, hasta nuestra participación en la sociedad actual, pasando por nuestras empresas y proyectos, hoy más que nunca necesitamos ser mejores cristianos. Después de esta pandemia, no debemos volver a la normalidad de la indiferencia, de la sequedad espiritual, y abandono de nuestras comunidades y vida sacramental. Es también a través de la comunidad que podemos encontrarnos con los hermanos, ahora de forma virtual, y hacer que el distanciamiento social tan necesario para reducir los contagios, no se traduzca en abandono de nuestro prójimo.

Para implementar nuestras estrategias y planes, necesitamos optimismo, buen ánimo, alegría, paz interior, paciencia, caridad y mucha fe. Sentirnos confiados de la mano de un Padre que nos ama y procura siempre el mayor de los bienes, reconfortará nuestros corazones a pesar de las pérdidas. Para tener mejores sociedades y países, necesitamos ser valientes, involucrarnos, y dar testimonio de nuestra fe con buenas acciones y coherencia. No dejemos de confiar en el Señor! Recordemos que es El quien hace posible y grandes todas las cosas!

Fotografías de Irina Orellana

miércoles, 15 de abril de 2020

La certeza de no caminar solos!



Estamos en Pascua! El Señor ha resucitado!

Mi mano temblorosa se atreve hoy a retomar este tintero después de casi dos años. Por la gracia de Dios, un par de buenos amigos se han cruzado nuevamente en mi camino, para saludarme y sin pretenderlo, invitarme a seguir en la importante tarea de dar testimonio.
Vivimos tiempos difíciles en un mundo mucho más complicado, pero ciertamente con mejores oportunidades para quienes deseamos compartir los frutos de la fe en el Resucitado! Dar testimonio nunca ha sido fácil, porque todo lo que hacemos una vez que nos reconocemos como miembros de una Iglesia, y como personas de fe, será duramente juzgado por los demás. 

Hoy es un gran día para compartir la experiencia del camino en tiempos de la más horrible pandemia de los últimos años! Saber que nuestro Señor se muestra tan cercano y tan interesado en nuestras empresas y proyectos, nos debe invitar a la reflexión! Sí, a la reflexión sobre nuestra actitud de duda, de queja, de cansancio, de tristeza, de desánimo, porque lo creemos todo perdido. Si supiéramos realmente cuanto nos ama!
Pero nuestros afanes, nuestras preocupaciones, nuestra frágil y pequeña fe, superan la memoria de las maravillas que Jesucristo ha permitido en nuestras vidas. Los milagros que ya hemos recibido y que inician diariamente con la posibilidad de levantarnos, deben traducirse en un eterno agradecimiento! Así como los discípulos de Emaús, llenos de temores e inseguridades, así estamos en tiempo de cuarentena, sin poder reconocer al Señor en nuestro diario caminar. Pero Él no se cansa, ni se muda como bien lo dijo santa Teresa de Jesús! Nos sigue invitando a una vida de fe, a una vida sacramental que nos llena de gracia, de su espíritu y sus frutos!

Hoy más que nunca, los frutos del Espíritu Santo, especialmente la caridad, la paciencia y la bondad, nos permitirán salir adelante juntos, como verdaderas iglesias domésticas. Es a través de una vida sacramental que podremos donarnos a otros de mejor forma, confiando en quien hace grandes todas las cosas y nos invita a participar diariamente en la creación de un mundo mejor para todos!

Pidamos al Señor la alegría de su Pascua, para que aún en la adversidad podamos darle gloria al igual que el salmista:


"Den gracias al Senor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas,
canten al Se;or con instrumentos musicales, 
pregonen todas sus maravillas!"

Del Salmo 105(104) 1-2.



Fotografía de Irina Orellana





lunes, 23 de abril de 2018

Ante los ojos del buen pastor!


"Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas."


Desde los valles de la vida, cuando las cosas no han salido del todo bien, y vemos lejana la cumbre que deseamos conquistar, es muy fácil pensar que Dios se ha olvidado de nuestras necesidades. Me ha pasado más de una vez! Por más que me he prometido no dudar del amor del Padre, me encuentro con cierta frecuencia intranquila, con temores infundados con respecto a los resultados que tendré en proyectos importantes. 

Hoy día, nada es seguro, consistente o fiable. Los mercados financieros, los impuestos, las regulaciones, los políticos, nuestros sistemas democráticos, el orden mundial, los amigos, y a veces hasta la misma familia, cambia de parecer y sentir de la noche a la mañana. Entonces, en quién descansar? Hacia dónde fijar nuestra mirada en terreno inseguro?

El Salmo dispuesto por La Iglesia el día de hoy, nos regala algunas luces:
"Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos" (Salmo 118(117))

El Salmo es categórico en su afirmación, y nos da la garantía de que no seremos defraudados si confiamos en Dios. Sin embargo, para tener una relación de confianza con el Señor, necesitamos convertir nuestro deseo en acción. Debemos trabajar en nuestra fe, y para ello el Espíritu Santo nos asiste. Mediante la gracia del Espíritu, y no por esfuerzo propio, surgirá un deseo de seguir al Señor, de escuchar su Palabra y proclamarla, de celebrar la Eucaristía y pertenecer a una comunidad, de confesar nuestras faltas y sentirnos perdonados, de tolerar y perdonar al hermano, de amar en la dimensión de Cristo. Para mí, el sentido de la vida se resume en amar. Si queremos el mejor ejemplo, pongamos los ojos en Cristo, buen pastor, amigo fiel, cuyo amor nos redime y nos transforma. 

Cristo sigue dando la vida por nosotros! No sigamos esperando o confiando en lobos que nos abandonarán cuando las cosas se ponen feas. Creamos en Cristo, quien conoce nuestras oscuridades, nuestros corazones cansados y heridos. Ante los ojos del buen pastor no hay pecados tan grandes que no puedan ser perdonados, ni corazones tan destruídos que su bálsamo no pueda sanar. Permitamos que Cristo entre en nuestros corazones y se los robe! Sólo así podremos decir al igual que el Salmista:

"Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor." 



Fotografía de Irina Orellana