martes, 4 de agosto de 2015
"Dejemos que el amor de Dios se arraigue en nosotros"
Hoy deseo hacer un pequeño eco del "twitt" publicado por Papa Francisco el día de hoy. Cuando me siento identificada con las palabras del Papa, surge en mí un deseo por compartir mi experiencia de vida con respecto a los temas que él trata.
Hoy nos hace una invitación a "dejar" que el amor de Dios se arraigue en nosotros, porque esto nos permitirá lograr cosas buenas. Me he ido al diccionario para poder saborear de mejor forma esta palabra tan fuerte: "arraigar", y encuentro que también significa "enraizar", "hacer algo firme y duradero", "vincularse con una persona". Es así como la invitación del Papa es una invitación a procurar una relación estrecha y frecuente con Dios; no es algo casual, accidental, poco frecuente, sino todo lo contrario.
Dejar que este amor de Dios, se arraigue en mi vida, es permitirme fortalecer diariamente mi relación con El, a través de algunos medios que están a mi alcance: la oración diaria, la eucaristía dominical o de ser posible diaria, el estudio y formación, el sacramento de la reconciliación que me permite estar en gracia, la vida en comunidad porque es allí donde está el hermano que es imagen y semejanza del mismo Dios, y necesita algunas veces de mi comprensión, tolerancia, apoyo, pero sobre todo de mi caridad y servicio. Así que en resumen, creo que hay mucho trabajo por hacer para garantizar que ese amor de Dios sea firme y duradero en mi vida. No está en mis fuerzas poder lograrlo con la firmeza y fidelidad que Dios merece, sin embargo, el Espíritu Santo, quien siempre me acompañará, especialmente cuando lo invoco, es mi fortaleza, mi seguridad, mi aliento para caminar con entusiasmo renovado.
Hoy pido eso al Señor: que se arraigue en mi vida porque quiero y estoy dispuesta. Que ponga los medios necesarios para que su gracia nunca me falte. ¡Así sea!
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