Brasil está con los brazos abiertos para recibir a miles de peregrinos de todas partes del mundo! No todo es fútbol y samba en esta tierra carioca! En menos de 3 semanas estaremos iniciando la tan esperada Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). No puedo evitar pensar en todos los preparativos, en el largo camino que está a punto de llegar a su fin desde el último encuentro en Madrid, en las expectativas de jóvenes y no tan jóvenes (que al final de cuentas también son miles), en las horas de insomnio que muchos tendrán esperando su vuelo de partida.
En esta ocasión no podré participar en primera persona. Debo admitir que envidio a mis amigos que sí se harán presentes como voluntarios y peregrinos. ¿Hay envidias buenas? Creo que en este caso se vale pensar que sí las hay! La JMJ cambia vidas y de que manera! En pocos eventos podemos experimentar tantas bendiciones a la vez: amor fraterno, unidad de la Iglesia, solidaridad desbordada, trabajo tesonero, vocaciones fortalecidas, y muchos tibios convertidos! No dudo en que Río será un escenario muy particular; por tratarse de América Latina, el tema de los contrastes entre los que tienen mucho, y muchos que no tienen nada, creará un ambiente propicio para hablar de las diferencias. Muchos se darán cuenta cuán bendecidos son, y también cuán necesario es trabajar por los menos favorecidos, por los pequeños, por los pobres, por las periferias, por esos hijos de Dios para los cuales sobran miradas esquivas e indiferentes. Y ahora, en estos tiempos, no se trata de volverse revolucionario con fusil, pues ya hemos visto muchas pruebas de que las guerras y guerrillas no son la solución. Ni tampoco la izquierda radical que al fin y al cabo termina en lo mismo que los políticos de pacotilla. Debemos apostar por estrategias basadas en el amor y el bien común, por voluntades políticas que favorezcan a las mayorías, en resumen por cambiar nuestros corazones y ver en los otros la dignidad de hijos de Dios.
Deseamos compartir con ustedes las experiencias de nuestros amigos Lina, Leticia y Enio. A ellos los puso el Señor en mi camino en la JMJ de Madrid. Desde entonces hemos estado unidos a través de las redes y el e-mail, pero sobre todo, a través de nuestras oraciones. Lina es Colombiana y será peregrina por segunda vez. Leticia de El Salvador y Enio de Paraguay serán voluntarios. Los tres sirven en sus parroquias evangelizando desde sus comunidades. Una vez más están apostando por la nueva Evangelización! Anunciarán a muchos esta Palabra de Cristo que es tan necesaria hoy en día!
Haremos camino en Río y desde Río! El Cristo del Corcovado será testigo de ello! Serán muchos los frutos! Esta es nuestra fe! Desde ya pedimos sus oraciones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario