miércoles, 26 de febrero de 2014

¿Seguiremos vivos mañana?


Todos hacemos planes y tenemos sueños. Nos gusta "hacer castillos en el aire" y trazar los cursos de acción más perfectos y jamás pensados, para nuestros proyectos. Si llegamos a considerar cualquier tipo de contingencia, problema o atraso, nos tachan de pesimistas. Siempre se nos dice en nuestros lugares de trabajo que "de nosotros depende el éxito del proyecto" y que "debemos hacer lo imposible" para evitar errores o fracasos. Y así vamos caminando por la vida, creyendo muchas veces que somos los únicos autores de nuestro futuro. El mundo nos hace pensar que basta sólo querer hacer algo para poder lograrlo, independientemente si conviene o no a nuestras vidas. Una marca muy reconocida nos dice "Just do it" (Sólo Hazlo!).

En la carta de Santiago que se nos propone el día de hoy (Santiago 4, 13-17), el apóstol nos exhorta a que hagamos siempre el bien, y que ante la fragilidad de la vida (en cualquier momento podemos morir), debemos pensar en función de la providencia divina. Es decir que debemos afirmar que haremos esto o aquello, si Dios quiere. Esta forma de pensar es inclusive para los que decimos tener fe, muy difícil de interiorizar y por ende, de aceptar. En lo personal cuando las cosas no me resultan según lo planeado, tiendo a enojarme y perder la paz.

En su libro "Imitación de Cristo", Tomás de Kempis nos invita a hacer nuestras, sus líneas a manera de oración:

"Oh Señor, tú sabes lo mejor;haz que se haga esto o aquello como más te agradare. Dame lo que quisieres, cuanto quisieres y cuando quisieres...Ponme donde quisieres, y obra libremente conmigo en todas las cosas. Yo estoy en tu mano, vuélveme y revuélveme alrededor. Ve aquí tu siervo preparado para todo, porque no deseo Señor, vivir para mí, sino para tí; quiera tu misericordia que viva digna y perfectamente." (Capítulo XV)

Pidamos la gracia necesaria para saber confiar nuestro futuro a Dios, y decir siempre ante cualquier plan, sueño o deseo, "que se haga tu voluntad Señor!".

Fotografía de Irina Orellana

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