lunes, 12 de mayo de 2014

¡El amor del buen pastor!



¡Jesucristo es el buen pastor! ¡Ha dado su vida por todos nosotros, incluso por el mayor de los pecadores, y está dispuesto a ir en nuestra búsqueda si nos extraviamos o perdemos rumbo! Esta realidad me anima, me conforta y me llena de gozo. No dejo nunca de identificarme con la oveja perdida, esa que camina sin sentido ni rumbo. Yo ya he pasado por esas sendas, en busca de alegrías y placeres que creí podría obtener fuera de la Iglesia, sin la gracia ni la guía del Señor. Sin el magisterio de la Iglesia, sin una comunidad de hermanos.¡Cuán equivocada estaba!

Desde el sábado pasado mientras escuchaba al sacerdote en su homilía, he reflexionado mucho sobre esta imagen de Jesucristo buen pastor, y hoy nuevamente me lo recuerda el Evangelio dispuesto por la Iglesia. Me doy cuenta cuanto necesito de ese buen pastor en mi vida, para poder caminar sin desánimo, sin inconsistencia, de forma coherente, sin egoísmos ni orgullos que me hagan creer que todo en mi vida es perfecto, o que me atrape la indiferencia de no apoyar al hermano que camina conmigo como parte del mismo rebaño. Sólo Jesucristo nos regala ese amor y misericordia que tanto necesitamos, a pesar de nuestros extravíos, de las muchas infidelidades, del poco amor que le profesamos. Sólo El puede curar esas graves y profundas heridas que ocasiona el pecado.


Hoy la invitación es para saber escuchar siempre la voz del buen pastor, no solamente cuando nuestra vida va bien, cuando todo en nuestro entorno es felicidad. Debemos escuchar esa voz, esa llamada del Señor aún en medio de las crisis, de la sequedad espiritual, del desánimo y cansancio, aún cuando todo parezca perdido. El Señor se ha entregado siempre por nosotros. ¡Nos llama por nuestros nombres! ¡Nos ama con locura incomprensible! Sintámonos alegres por tenerle como guía, por encabezar este camino que El ha prometido es garantía de vida en abundancia. 


Imágenes de Fano

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