domingo, 31 de mayo de 2020

Transformados por el Espíritu Santo!

Tenemos miedo! Necesitamos sentirnos seguros! En un mundo cada vez más hostil, lleno de riesgos, peligros, enfermedades y tragedias, en quién confiaremos? Cómo esperar que las cosas mejoren cuando vemos que todo va de mal en peor, cuando nuestras fuerzas se agotan y la paciencia es casi inexistente? Cómo conservar el optimismo, la alegría, y la esperanza, cuando nuestros líderes y políticos, e incluso hasta nuestros hermanos de comunidad y familia, pueden apartar la mirada ante nuestras necesidades y darnos la espalda? Sin duda alguna vivimos tiempos difíciles, propios de un mundo caótico, donde muchos buscan descanso, paz y felicidad, pero en el lugar equivocado.

En este día en que celebramos la solemnidad de Pentecostés, es preciso sabernos instrumentos del Espíritu Santo que Jesucristo derrama, y que sigue donando a todo el que lo pide. A través de la fuerza transformadora del Espíritu Santo podemos tener vida nueva! Nuestra realidad, nuestros proyectos, problemas y tristezas, podrán ser vistas con otros ojos, al sabernos acompañados por quien nos consuela y nos protege, el Espíritu Santo.

Al igual que los apóstoles, muchas veces subestimamos nuestra categoría de elegidos, de hijos de Dios, y decidimos encerrarnos; el miedo nos paraliza (Juan 20:19-23)! Optamos por creer que no podemos nada porque el Señor, según nuestra limitada forma de pensar y sentir, esconde su mano providencial. Seguimos olvidando que Jesucristo ha resucitado para quedarse, para caminar con nosotros y salvarnos. Nuestra corta memoria nos impide tener presente que hemos recibido su Espíritu Santo para transformarnos, para dar vida a todo lo que otros ven muerto o sin sentido. 

Mediante esta vida nueva, también estamos llamados  a participar en la obra que Jesucristo ha iniciado, a formar parte de la Iglesia, y a poner al servicio de nuestro prójimo, los dones que el Espíritu Santo derrama. Cómo pensar nuestras vidas sin la sabiduría, fortaleza, consejo, ciencia, temor de Dios, piedad y entendimiento? Hemos vivido una semana llena de muerte, racismo, odio, marginación y corrupción. Basta ver los noticieros! Para muchos al parecer, no podemos caer más bajo, todo está perdido. Después de casi tres meses en cuarentena, en la mayoría de países Latinoamericanos, la pandemia del Covid19 es sólo una más de muchas enfermedades y problemas. Los gobernantes y políticos siguen sin atender responsablemente las necesidades de las mayorías, y en contraste, trabajan por sus propios intereses. El sinsentido se apodera de nuestros corazones! Sin embargo, Jesucristo mismo nos recuerda que ha resucitado y que es fuente de paz! La paz tan necesaria para todos no será posible mientras exista la injusticia y la mentira. 

El mundo necesita nuestras manos, nuestra participación y acciones! Pidamos los dones del Espíritu Santo! Dejemos que sea su gracia la que nos anime, guie e inspire! Procuremos los sacramentos que la Iglesia nos ofrece, para que la gracia del Espíritu siga llenando nuestras vidas, nuestros ambientes, y nuestra sociedad! Si nosotros estamos dispuestos, el Espíritu Santo renovará nuestros corazones!

Fotografía de Irina Orellana

miércoles, 20 de mayo de 2020

Estrategia y Fe!



El contraste que sugiere el encabezado de este post, es causa de risa para muchos, especialmente para los no creyentes, o para los que dicen llamarse creyentes pero que con sus acciones nos dejan ver claramente que no esperan nada de Dios.

Después de más de dos meses en cuarentena, y enmedio de webinars, conversatorios, diplomados, y varios documentos relacionados con planificación, estrategia, mercadeo, alianzas estratégicas y otros temas de interés empresarial, en el vasto mundo digital, me pregunto si todo esto es suficiente. Creemos tenerlo todo bien calculado, con "Plan B" y hasta "Plan C" previamente definidos, con todas las medidas de bioseguridad requeridas. Pero, nos hemos acordado de rezar? Hemos buscado la voz y la gracia del Espíritu Santo a través de nuestras oraciones? Nos hemos dado el permiso de pedir y recibir la gracia de María Santísima como la mediadora por excelencia, y el mejor ejemplo de abandono y disposición con su "fiat" en el momento de la encarnación (Lucas 1:26-38)?

Las preguntas anteriormente expuestas me las he hecho especialmente hoy, después de haber visto tanta muerte, muchos planes frustrados, amigos enfermos, y otros que ya han partido como víctimas del coronavirus u otras enfermedades. Por si eso no fuera poco, para quienes vivimos en América Latina, la crisis apenas empieza! Nuestros gobernantes han demostrado no estar a la altura para el manejo de la emergencia, no porque carezcan de talento, de recursos o ayudas internacionales, sino porque simplemente no les interesa el bien público sino sus proyectos mezquinos y el enriquecimiento personal. Vemos como la corrupción, la indiferencia, la impunidad, y las divisiones políticas, económicas y sociales son cada vez más grandes. Es lógico sentirnos agobiados cuando nuestra fe se encuentra en el último lugar de nuestras prioridades! 





La buena noticia es que no todo está perdido! Dios en las tres divinas personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, cuenta con nosotros, renueva nuestros corazones y fuerzas si se lo pedimos (Juan 14: 1-14)! Desde la intimidad familiar, hasta nuestra participación en la sociedad actual, pasando por nuestras empresas y proyectos, hoy más que nunca necesitamos ser mejores cristianos. Después de esta pandemia, no debemos volver a la normalidad de la indiferencia, de la sequedad espiritual, y abandono de nuestras comunidades y vida sacramental. Es también a través de la comunidad que podemos encontrarnos con los hermanos, ahora de forma virtual, y hacer que el distanciamiento social tan necesario para reducir los contagios, no se traduzca en abandono de nuestro prójimo.

Para implementar nuestras estrategias y planes, necesitamos optimismo, buen ánimo, alegría, paz interior, paciencia, caridad y mucha fe. Sentirnos confiados de la mano de un Padre que nos ama y procura siempre el mayor de los bienes, reconfortará nuestros corazones a pesar de las pérdidas. Para tener mejores sociedades y países, necesitamos ser valientes, involucrarnos, y dar testimonio de nuestra fe con buenas acciones y coherencia. No dejemos de confiar en el Señor! Recordemos que es El quien hace posible y grandes todas las cosas!

Fotografías de Irina Orellana