Ni la mejor planificación humana hubiera logrado garantizar la maravillosa experiencia de cada acto presenciado, de cada lugar visitado, de cada nueva amistad hecha, en cada encuentro con el Santo Padre Benedicto XVI, pero sobre todo, la sorprendente eficacia del Espíritu Santo a lo largo de la JMJ y después de ésta.
Si hay experiencias que cambian vidas, la JMJ es una de ellas! No pretendo resumir los frutos o los resultados, pues tengo la certeza que son muchos. Sólo deseo reconocer que hoy, un año después, mi vida cambió para mejor! Dios ha querido ayudarme, mejorando lo que necesitaba, curando lo que estaba enfermo, avivando lo que estaba muerto, despertando nuevas esperanzas en opciones y caminos que antes consideraba intransitables.
Doy gracias por lo que se me ha dado! Por tantas bendiciones no merecidas! También pido al Señor fortaleza, para seguir siendo fiel, para mantenerme firme, para dar mucho fruto enmedio de desiertos, en este camino que para muchos ya no es opción.
Enraizada en Cristo y firme en la fe, mi vida tiene un sentido diferente: la razón de ser ya no se centra en mí misma, sino en los hermanos. Mi vida ha sido más plena, más gratificante, más humana!
Fotografía de Irina Orellana
Mientras esperábamos al Santo Padre en la Puerta del Alcalá, Madrid.
17 de Agosto de 2011
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