"Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano." Lucas 17, 15-16.
¡Hoy doy gracias! No quiero pensar que las bendiciones que tengo son solamente fruto de mi trabajo, de mi talento y de mi esfuerzo. El Señor ha querido permitirlas y ha tenido misericordia de mí, a pesar de no ser digna, a pesar de mis miserias, de mi pecado. ¿Cómo no agradecer su gracia, el hambre de tenerle como parte de mi vida? ¿Por qué ser indiferente o dar por sentado, cada cosa buena que pasa en mi jornada, desde que abro mis ojos por la mañana, hasta este preciso momento en que escribo este "post"? ¡Cada respiro, cada paso, cada movimiento está impregnado de la misericordia del Señor!
Incontables son sus maravillas, y lo que muchos consideran "suerte", yo lo tomo como bendición. Salud, familia, amigos, comunidad, trabajo, razones de vida, ideales, y hasta los problemas que me permiten ser más humilde, son permitidos por el Señor. ¡Por eso, hoy doy gracias!
Fotografía de Irina Orellana, Sabanagrande, Honduras.
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