Hoy quiero compartir un sentimiento que ando dentro desde hace algunos días, y se refiere a la gratuidad, sobre la cual ha hablado en más de una ocasión el Papa Francisco. No pretendo ser una experta en este tema. Sólo deseo compartir mi propia experiencia con respecto a las manifestaciones del Señor en mi vida, en mi historia. Anoche que compartíamos con algunos hermanos sobre cómo hemos llegado hasta acá (Formamos parte del Camino Neocatecumenal, y muchos nos considerábamos "perdidos", sin "propósitos de vida"), concluimos que todo se ha debido a la gran misericordia de Dios. Poco o nada hemos hecho para merecer su gracia, y la capacidad que hemos tenido de ser constantes en este caminar cristiano que no es nada fácil, es regalo del Espíritu Santo.
El Papa Francisco ha dicho que "la predicación evangélica nace de la gratuidad y del estupor de la salvación que llega, y eso que he recibido gratuitamente, debo darlo gratuitamente". Yo creo firmemente en esto porque lo he vivido en carne propia. Veo hacia atrás y me doy cuenta de todos los beneficios recibidos, de las bendiciones, de todo lo bueno y de todo lo malo, que al final de cuentas, termina favoreciéndome. ¿Y cómo callar ante estas maravillas inexplicables? ¿Cómo no compartirlas con quienes hoy día viven su vida a medias, sin esperanza, con el vaso "medio vacío", con tristeza en sus miradas porque mucho lo consideran perdido? Cuando se ha caminado con la certeza de que Dios nos sostiene, toda la vida cambia; los panoramas grises, las crisis de vida, duelen menos porque estamos confiados. Siempre duelen, pero es diferente. !En medio de los problemas, sabemos que todo saldrá bien! Esta capacidad de fiarnos, es regalo del Señor. Y lo que más me conmueve es saber que a pesar de no merecerlo, El está ahí, cercano.
Hoy me uno al salmista haciendo eco del hermoso salmo 103:
"Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura."
Si tú también tienes razones para dar gracias al Señor, no te quedes callado. Te invito a que compartas la historia de amor entre tú y tu Creador. ¡Y no te olvides nunca de agradecer!
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